¿Nos plantemos habitualmente por qué
hacemos las cosas de esa manera? ¿Solemos plantearnos si habría una
mejor forma de hacer las cosas? En realidad no, no solemos
cuestionarnos el por qué, ni el cómo, ni el para qué de la mayoría de
nuestras acciones, sobre todo de las rutinarias. Y es normal, natural y
necesario para nuestra mente, no pensar constantemente sobre lo que ya
sabemos hacer de una manera determinada. No podríamos funcionar buscando
constantemente nuevas formas de hacer lo mismo. Mientras aprendemos
algo, por ejemplo, aprender a conducir, estamos utilizando muchos
procesos mentales, necesitamos poner toda la concentración en ello,
hasta que automatizamos todos esos procesos y lo hacemos de una forma
inconsciente, sin tener que pensar en ello. La resistencia al cambio, en
la especie humana, también en los animales (como los monos del
experimento), es natural. Pero también es natural y necesario el cambio
para adaptarnos a nuevos entornos y situaciones.
¿Cuándo deberíamos plantearnos por qué
estamos haciendo así las cosas? Esta pregunta tiene una respuesta muy
sencilla: cuando queramos obtener un resultado diferente.
Y tú, ¿Qué cosas haces porque siempre se han hecho así?
No hay comentarios:
Publicar un comentario